RELACIÓN TERAPÉUTICA
A veces en la vida necesitas tener una relación sana, en la que sientas que se te acepta, se te comprende y se te tolera tal y como eres. Ni tan siquiera una madre, con todo su amor, a veces puede darte esta relación.
Es por ese motivo que a veces se busca a un psicoterapeuta, alguien con quien ser quien eres, quizás la primera vez de tu vida.
Un psicoterapeuta, no se tomará como algo personal lo que hagas o digas, porque sabrá analizar contigo de dónde provienen tus reacciones, tus sentimientos, pensamientos y emociones.
El psicoterapeuta entenderá lo que le mueves tú a él, sin afectarte, y lo que te mueve él a ti, sin tomárselo como algo personal. Entonces y en un encuadre analítico seguro, con sus reglas y sus normas de juego, se podrá crear una relación real entre los dos, dónde cada uno entienda que es lo que pone uno y lo que pone el otro y lo que crean entre los dos.
Así esta persona que ha decidido pedir ayuda, finalmente, empezará a saber tener relaciones sanas con los demás y consigo mismo, sabiendo con qué personas hay sintonía y con cuales es más complicado tenerla y vuelven a repetirse antiguos patrones, de los que podrá salir o vincularse de un modo distinto y más creativo. También el terapeuta aprenderá a ser alguien nuevo tras el impacto de esta nueva relación.
Cuando esta persona es capaz de responsabilizarse de sí misma en lo laboral, lo personal, lo afectivo y lo físico, y se mueve por la vida con espontaneidad, libertad y autenticidad, construyendo relaciones sanas y seguras, con sus límites y sus decisiones y compromisos, se pondrá fin a la relación terapéutica para poder empezar una relación satisfactoria con la vida misma.
El tiempo de este proceso dependerá de la estructura con la que se empieza y que se tiene que desarmar, así como del interés y la motivación para conocerse y comprenderse profunda y sinceramente, por parte de ambas partes.
Es por ese motivo que a veces se busca a un psicoterapeuta, alguien con quien ser quien eres, quizás la primera vez de tu vida.
Un psicoterapeuta, no se tomará como algo personal lo que hagas o digas, porque sabrá analizar contigo de dónde provienen tus reacciones, tus sentimientos, pensamientos y emociones.
El psicoterapeuta entenderá lo que le mueves tú a él, sin afectarte, y lo que te mueve él a ti, sin tomárselo como algo personal. Entonces y en un encuadre analítico seguro, con sus reglas y sus normas de juego, se podrá crear una relación real entre los dos, dónde cada uno entienda que es lo que pone uno y lo que pone el otro y lo que crean entre los dos.
Así esta persona que ha decidido pedir ayuda, finalmente, empezará a saber tener relaciones sanas con los demás y consigo mismo, sabiendo con qué personas hay sintonía y con cuales es más complicado tenerla y vuelven a repetirse antiguos patrones, de los que podrá salir o vincularse de un modo distinto y más creativo. También el terapeuta aprenderá a ser alguien nuevo tras el impacto de esta nueva relación.
Cuando esta persona es capaz de responsabilizarse de sí misma en lo laboral, lo personal, lo afectivo y lo físico, y se mueve por la vida con espontaneidad, libertad y autenticidad, construyendo relaciones sanas y seguras, con sus límites y sus decisiones y compromisos, se pondrá fin a la relación terapéutica para poder empezar una relación satisfactoria con la vida misma.
El tiempo de este proceso dependerá de la estructura con la que se empieza y que se tiene que desarmar, así como del interés y la motivación para conocerse y comprenderse profunda y sinceramente, por parte de ambas partes.
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